

Una construcción de acero en el corazón del hielo custodia la memoria vegetal del hombre. Si las cosas se acaban poniendo (más) feas, si el calentamiento del planeta empeora o el apocalipsis zombie se concreta, siempre nos quedará Svalbard, con sus millones de semillas dispuestas a ser descongeladas para rescatar a los supervivientes de la Humanidad.
Como una Arca de Noé moderna diseñada para preservar la biodiversidad de especies. Ya sea por su antigüedad, procedencia, escasez o forma, muchas tienen un valor incalculable. Como este singular pendiente del que depositamos al terminar la colección una muestra en su caja de seguridad. ¿Quién dice que no nos salvará?